Joan Cabrer
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Currículum

Formación académica:
2009 Bellas Artes, Facultad San Jordi, Universidad de Barcelona.
2004 CFGS pintura mural, Escuela Massana, Barcelona.

Exposiciones individuales:
2021 Secuencia expansiva. Galería Maior. Pollença.
2020 Fluido Sintético. Museo de Porreres. Mallorca.
2017 Pantalla completa. Igallery, Palma
2014 Materia sensible. CCA Andratx, Mallorca
2014 Multiverso. Alejandrogallery, Barcelona
2013 Reverberación. Galeria Ferran Cano, Palma
2012 El estallido silencioso. Galería Ferran Cano, Barcelona
2007 Naturaleza Urbana. Galería Maneu, Palma

Exposiciones colectivas:
2020
Certamen de Artes plásticas ciudad de Felanitx. Casa de cultura. Mallorca.

2019
12+1. Muestra de Arte Urbano Contemporáneo. Tecla Sala. Barcelona.
Panorama #03. Galería Fran Reus. Palma.
V Mostra d’Art Emergent Sabadell. Académia de Belles Arts. Barcelona

2018
Muestra de Arte joven en la Rioja. XXXIV edición. Logroño
XX Bienal Internacional de Arte de Cerveira. 40 años. Portugal

2017
BIAC, Cerveira. Portugal
Biennal de arte joven. Academia de Bellas artes. Sabadell.
Reunió I. Pretext: Pintura. Museu de Porreres. Mallorca

2016
Gramáticas complementarias. Galeria Trama. Barcelona
Burbujas de ocio. Espronceda center for Art and Culture. Barcelona

2015
Conexión Insular. Casa de Teatro. Santo Domingo. Républica Dominicana.
Premio de Pintura Internacional Guasch Coranty, Tecla Sala. L’Hospitalet de Llobregat
Que diuss. CICUS. Sevilla
25 al quadrat, 50 artistes. 150 obres de petit format. Piramidón CAC. Barcelona

2014
Confluències. Galeria Trama. Barcelona
Més enllà de la Massana – Javier Puértolas i la seva influència. Jim Contemporani. Barcelona
Art Copenhagen, international Art Fair. (Alejandrogallery) Copenhagen
SWAB (Galeria Trama) Barcelona

2013
PictoBcn, Hangar. Barcelona
Biennal d’Art jove. Acadèmia de Belles arts. Sabadell

2012
De la oscuridad viene la luz. Ciencia y realidad, aproximaciones artisticas. Centro Cultural Galileo. Madrid
Wunderkammer! La Bañera Gallery. Madrid
Colectiva 2012. Berger Gallery. Barcelona
14è concurs de pintura jove. galeria anquin’s[ARTLOFT], Reus i Aula de Cultura Caixa Penedès. Vilafranca del Penedés

2011
Cambio de tunro. Sala kkkb, Barcelona
XXXVII Premio Bancaixa de Pintura, Escultura y Arte Digital, IVAM. Valencia
La gran aventura. Can Felipa. Barcelona
Col·lectiva. Galeria Ferran Cano. Barcelona
Wallpaper. Galeria A&D. Barcelona
Premis Ciutat de Palma Antonio Gelabert. Casal Solleric. Palma

2010
Art emergent a les Illes Balears IV, Itinerante por Islas Baleares i Península Ibérica.
Art BCN: Joves propostes I, Berger Gallery, Barcelona
Se busca comisario. MACBA, Barcelona
Note Book, Sala KKKB, Barcelona
TOP, Hangar, Barcelona
Premi tapiró, Biennal d’Art, Museu d’Art Modern de Tarragona, Tarragona
Premi Ciutat de Manacor, Torre de Ses Puntes, Manacor
Praxis MMIX, itinerancia baleares.

2009
Art<30, U.C.M, Facultad de Bellas Artes, Madrid.
Art<30, Sala Parés, Barcelona.
Premis Ciutat de Palma Antonio Gelabert. Casal Solleric, Palma.

2008
Art Jove 2008. Ses Voltes Centre d’exposicions. Palma
Noves presències. Espai Mallorca, Barcelona

2007
Noves presències . Capella de la misericordia, Palma
En projecte XII. Torre de ses puntes, Manacor
Ackerstrasse 18. KHB, Berlin.

Becas, premios e intervenciones:

2020 Primer premio Ciudad de Felanitx
2018 Proyecto mural 12+1. Fundación Contorno Urbano. Barcelona
2018 Mural en Saladinafest. Canpicafort. Mallorca
2015 Mención de honor Becas Pilar Juncosa y Sotheby’s 2015. Fundación Joan Miró
2012-14 Artista residente en Piramidón C.A.C.
2011 Mención Honorífica XXXVII Premio Bancaja de Pintura, Escultura y Arte Digital. IVAM, Valencia
2010 Primer premio Ciutat de Manacor
2009-2011 Artista Residente en Hangar.org Barcelona.
2008 Tercer premio Art Jove Illes Balears 2008
2006-2007 Erasmus a la Universitat Kunsthochschule Berlin Weissensee, Berlin.
2005 Estancia en la Accademia di Belle Arti, Roma.

Textos


Pantalla completa
Mercè Vila Rigat


La información se desborda y supera los márgenes que le habían sido concedidos. Se cuela por las grietas, líquidamente, y llega hasta los espacios más ínfimos, gasificada. Avanza imperante y segura, en forma de color, de luz, de letra o de sonido. A menudo abandona su condición digital para humanizarse hasta hacernos dudar de donde empieza y dónde acaba la realidad, y hasta qué punto quién la crea no es lo era digital, la máquina o la tecnología.
Este flujo informativo, amorfo, adopta en cada caso la forma y naturaleza que más le conviene, con una rapidez que supera cualquier movimiento humano. Su capacidad de seducción es infinita y su poder de atracción se acerca a la perfección. Pero el error, a pesar de que ínfimo, también existe y, cuando lo detectamos, lo congelamos y lo explotamos. Así, la creación también dirige la mirada hacia este glitch o error, que surge en el contexto electrónico y posiblemente no tiene sentido fuera de este. El error en el sistema, el problema técnico o el intervalo de tiempo que transcurre hasta que una señal deja de dudar y encuentra su lugar se traduce en imágenes incómodas, imperfectas y movidas que dificultan la lectura adecuada de la pantalla completa.
Cabrer parte de este glitch y se acerca, haciendo un zoom que nos impide, ya del todo, leer la imagen original, centrando ahora la mirada en un detalle, un rincón o una rendija que nos impide intuir la fuente. El error se desvincula de su connotación peyorativa y se entroniza; se acomoda encima de la tela y la rareza digital se traduce al lenguaje pictórico. Los píxeles se vuelven pintura acrílica. Este zoom digital hecho de formas poligonales y cuadriculadas convive con imágenes microscópicas y vitales que nos remiten a las formas más orgánicas y celulares. Volvemos a confundir los límites de la realidad.
Pero esta confusión, escoltada por fragmentos de error y de caos, de manera incomprensible, se ordena. Porciones rectangulares, una junto a la otra y sin aparente relación entre ellas, se organizan mediante escalas de colores, degradados, conexiones, visiones microscópicas o la imaginación de miodesopsias pintadas. Todas las obras juntas crean una sola donde los fragmentos que las forman se reordenan por colores, por naturaleza o por error. La explosión cromática nos ofrece un estallido silenciado que sólo se para en breves y necesarios momentos. Entremedias de esta explosión imparable, de vez en cuando, la pausa, el blanco. El blanco como porción de calma, reserva donde el desbordamiento no ha llegado, el único respiro antes de la explosión informativa. El blanco como rayo iluminador.
Y salir de Pantalla completa. Contar segundos. Esperar el trueno.


El Estallido Silencioso
Paulo Escobar-Elorza


Cada vez se vuelve más difícil definir límites dentro de las prácticas artísticas contemporáneas. El arte en general, desde hace ya varias décadas, ha venido abriendo sistemáticamente las fronteras de su campo de acción hasta abarcar asuntos que tradicionalmente habían sido competencia de otras disciplinas. La filosofía, la botánica, la sociología o la robótica son algunas de las muchísimas ramas del conocimiento que han visto cruzar sus caminos con los del arte. Se suele decir que la curiosidad de los artistas no tiene límites pero, a la luz de las múltiples direcciones que ha ido tomando el quehacer artístico en el cambio de milenio, cabe pensar que tampoco lo tiene la manera en que esta curiosidad finalmente se formaliza. 
Por eso hablar de pintura en estos tiempos resulta a la vez tan complicado como estimulante. Complicado porque inevitablemente nos obliga a volver la vista sobre la tradición y revisar, quizás ya sin mayor interés que el del análisis histórico, el pulso interminable que la pintura ha debido mantener con diversos medios desde aquella mañana remota de la invención de la fotografía. Complicado, también, porque dicha revisión al parecer abordable sólo desde los atributos formales o conceptuales de la propia pintura, amenaza con dejarla al margen del debate que las nuevas formas de hacer y entender el arte buscan promover al interior de la sociedad.
Pero a la vez se hace tremendamente estimulante tomando en cuenta que , a pesar de los reiterados anuncios sobre la muerte de la pintura que se han sucedido durante el último siglo, ésta ha sabido siempre volver a inventarse, precisamente, a partir de la constatación y el reconocimiento de sus atributos y limitaciones. Y ha sido esa necesidad de autoconocimiento la que le ha permitido resurgir fortalecida. Libre de sus antiguas responsabilidades de super-estrella, sin la obligación de sostener el poder de antaño, ha ganado espacios en los que ejercer una visión más crítica, más cercana a los nuevos imaginarios tecnológicos y sociales, cuestionando desde dentro el sentido de su naturaleza. 
La búsqueda como signo de madurez, y la madurez como garantía de vigencia. 
En esta línea de búsqueda, de experimentación y de constante cuestionamiento del hecho pictórico, es en la que se inscribe el trabajo de Joan Cabrer. Inmerso en la exploración de recursos formales herederos de las estéticas digitales, así como de una tradición de pintores abstractos de la que pueden adivinarse influencias tanto de Luis Gordillo y Juan Uslé como de Albert Oehlen, Cabrer es capaz de trascender este inicial ejercicio compositivo y declaración de principios estéticos, dotándolo de una ambigüedad perturbadora oculta en la aparente simplicidad de sus contenidos. Porque lo que nos es dado a ver en primera instancia disfrazado de accidente superficial de formas y colores, no tarda en abrirse hacia la espesura sospechosa de un espacio incómodo, de una extensión que inquietay que persiste más allá de los límites de la pintura y de su recuerdo. Y es en ese momento cuando todo el repertorio de Cabrer cobra un inusitado sentido, cuando las referencias informáticas, la profusión y saturación de elementos y el ruido visual dejan paso a un brutal y desolador estallido silencioso. A una muerte antes de tiempo. Al retrato inmanente y vacío de nuestra contemporaneidad. 
Todo desde la pintura. Todo a pesar de la pintura.